Relato de una extinta estrella fugaz
Llegas con tu sonrisa, queriendo iluminar el lugar, queriendo iluminar mi vida, llegas con tu mirada penetrante llena de ternura, pero que a la vez refleja un poco de locura; de esa que nos hace perder la cabeza de vez en cuando.
Llegas con tu aroma y tu cálida presencia, queriendo revolucionar mi mundo, queriendo fijar el tiempo en mis pensamientos; como para que no te olvide nunca, como para hacerte parte de mi por siempre.
Llegas con tus tibios labios, robando besos a diestra y siniestra, dejando en cada beso tu huella única, tu rastro en mi boca; tal cual, dejando un camino por si me pierdo, saber dónde buscar, dónde hallar más de esos besos, sólo por si se llegará a necesitar.
Pero así como llegas te vas, ¿es porque es tu costumbre? ¿es tu naturaleza?
Realmente no lo sé, a veces creo que tú tampoco lo sabes.
¿Te vas por juego o por necesidad? sí,necesidad de saberte indispensable para alguien más, necesidad de sentirte superior o inalcanzable.
Por momentos dolerás, un tiempo quizá un poco más, después empezará a vislumbrarse poco a poco el recuerdo… Ese pesado y doloroso recuerdo que puede dejar una persona así como tú.
¿Que por qué lo digo con tanta indiferencia? Porque eres fugaz y repentino como una estrella; me enamoraste con tu luz, destellante pero poco a poco te fuiste apagando, dejando sólo en mi un vacío, un hueco… Pero no te sientas tan indispensable, esa sensación ha sabido desaparecer con el transcurso de los días; haciendo de esto sólo un mal sueño, quedando en el pasado como un triste recuerdo, de esos que al intentar contarlos sólo se alcanza a decir: «es una historia de esas que no vale la pena contar».
Así que sólo te contemplaré momentáneo, centelleante; disfrutaré tu fulgor un rato, antes de que te extingan en tu propio ego… Para que cuando te vuelvas a ir sólo quede eso, un reflejo en mi mirada, que se pierde con la llegada de otro nuevo amanecer, esta vez uno constante, uno imperdible.