Sabores de una noche…
Cuando una noche parece normal, es cuando las sorpresas se presentan.
En un restaurante cualquiera instalaron mi trinchera, aunque mi intención nunca fue esa, ellos me convirtieron en espectador, en público… observante obligado.
Frente a mí una reunión, una cena con personajes de todo tipo, máscaras de cualquier forma y entre los asistentes dos siluetas llamaron mi atención, ambos en extremos viviendo el momento con sus respectivos, al tiempo que liberaban esencias en el aire y el deseo deslizaba en suturas de ocasión.
De extremo a extremo las caricias fueron hechas con el parpadear sublime de ella y las discretas afirmaciones que él introducía con la mirada en el discreto escote del vestido que acertadamente decidió usar. Las fichas puestas en el tablero y las reglas implícitas por la compañía de cristal que la derecha señalaba.
Enfoqué en lo importante, noté cómo con habilidad manejaban el amor en estancia y el deseo a distancia, el ruido estridente de las carcajadas del resto fueron madriguera para los retratos volátiles de la imaginación, creados con coraje en las formas del humo. Predicaron las emociones, cuidaban coordinados los detalles del ritmo impuesto por el sutil gusto de convalecer en una piel que jamás podrían tener.
Transcurrieron aproximadamente dos horas de voces sordas, para mí, el cuadro era perfecto y los cambios aún más, él comenzó a tener atenciones con la dama del escote discreto pero también con su acompañante de cristal… ¿Te imaginas el deseo desbordado al compartir unos segundos de cercanía?
Me declaro voyerista de ésta privacidad, del lenguaje que me atrapa en el deseo de sus cuatro paredes que tal vez el destino deje en el humo y no más.
Me declaro intruso de éste momento al que ellos me encadenaron, clavando en mí tantas interrogantes que me alejan de la realidad, de esa realidad con la que disfrutan jugar.
Maquiavélicas sensaciones primeras, ¿llegarán a existir esas cuatro paredes? Soy un criminal que gusta de intoxicantes emociones y disfruta siendo víctima y presa de esta daga de seda…