Si eres feliz yo lo soy también
Sólo plasmo en éstas líneas un poco de los dos, más de este amor que de otra cosa, porque quería que supieras que te amo, pero ¿sabes? este amor no es como el amor común y corriente que los jóvenes suelen sentir a nuestra edad. No, no es de ese tipo de amor que más allá de serlo es mera atracción. Más bien esto es amor verdadero, de ese que no se encuentra dos veces en la vida, de ese amor que es incondicional, que lo cura todo aunque a veces lastime. No es amor de unos días, semanas o meses, es amor del que quizá dure mi vida, tan sólo la mía aunque sea muy poco.
Ya no sé si compartas mi realidad, he de reconocer que el tiempo que estoy contigo no tiene abismos, ni vacíos como los que en ocasiones sentía por la presencia de otros, pues tú llenas mi alma y mi corazón sin duda alguna, y me haces sentir con vida como si hubiera vuelto a ser quien era antes, como si me recordaras a cada instante quien soy en realidad, porque nuestro lazo de confianza no tiene fronteras al igual que este amor que siento por ti.
Aunque nuestra relación no dure tanto, debo decirte que el tiempo que sea lo valoraré, no me importan los obstáculos que tenga que vencer con tal de estar contigo una vez más al despertar, de acariciar tu rostro, de besarte la frente, de abrazarte, de tomar tu mano aunque sea por unos momentos, porque en verdad que es una sensación invaluable.
Creo que debí decírtelo antes pero, amo cuando me miras y al percatarme de ello apartas la mirada, amo cuando respiras a mi oído y me abrazas, amo que digas que me amas y me beses como si no hubiera mañana, como si fuera nuestra despedida, como si fuera un hasta nunca. Aunque no deseo que ese «hasta nunca» llegue pronto, porque quiero seguir observándote mientras duermes, quiero seguirte alentando mientras crees que todo se ha perdido en medio del camino, porque quiero demostrarte que siempre y en cualquier situación estaré a tu lado sin importar el tiempo o la distancia, porque quiero seguirte diciendo miles de «te amo», «te extraño» y «te quiero».
¿Sabes? Hay algo que siempre he admirado de ti, sin embargo jamás te lo había dicho y ese «algo» es tu fortaleza para enfrentar las cosas, aunque a veces creas que todo está perdido sales adelante por tu actitud, porque crees que las cosas siempre tienen solución y en verdad es así. También admiro tu forma de calmarme, de soportarme, de tratarme, es algo indescriptible, a tu lado el tiempo se me escapa entre las manos, es como si perdiera la noción de las horas mientras conversamos y estamos juntos.
En este breve tiempo que hemos compartido he aprendido cosas que realmente le dan valor a mi vida, un ejemplo: dejé a un lado la depresión para dar paso a lo que en verdad debería de tener sentido. Eso es sólo una pequeña fracción de todas las cosas buenas que me has dejado como enseñanza. Y realmente has logrado llenar el vacío que sentía y que no me dejaba ver que existen muchas razones para vivir, tú eres la persona con la que en verdad me identifico, que siento que me entiende, que me comprende, y que me escucha.
Tampoco puedo describir estos sentimientos que constantemente siento, como la frustración de tenerte y no tenerte en realidad, de estar a tu lado sin ser lo que deberíamos ser, de tenerte tan cerca pero tan lejos a la vez y sentir esa angustia de no poder verte, necesitar de ti, de querer correr para abrazarte, de buscarte en la casa que está media vacía sin ti y no encontrar más que tu esencia plasmada por doquier y desesperarme porque todos mis pasatiempos favoritos los comparto contigo y sin ti simplemente son nada.
Pero trato de relajarme y depurar uno a uno los demonios que hacen que me aferre a pensarte, mantengo la mirada firme y en silencio plasmo lo que siento, con cuidado, con tacto y armonía en mis dedos. No me queda de otra más que recordar que sólo y por alguna extraña razón contigo es con quien he logrado obtener esa paz anhelada que siempre deseé, esa tranquilidad que el calor de tu cuerpo le propicia a mi alma, esa seguridad que sin duda alguna jamás sentí con nadie; es como si fueras mi protector, en algunas cosas hasta mi maestro, pero debes admitir que de mí también has aprendido algo, o por lo menos eso espero.
Pero sobre todo tengo que recalcar que eres tú el que siempre me has dado todo sin yo esperarlo, es lo mejor que alguien pudo hacer por mí. A tu lado me siento segura, amada, querida… porque este amor no tiene barreras o límites.
Te amo y no espero nada a cambio salvo tu bienestar, pues si tú eres feliz, yo lo soy también.
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