Sin rumbo alguno…
Voy por la vida andando, sin rumbo alguno, en busca de nuevos horizontes, conociendo nuevas ciudades, nunca he esperado nada de nadie. Sueño con algún día encontrar eso que muchos anhelan: EL AMOR, pero creo que aún no es momento, ya que me encuentro en plena libertad, nunca he creído en los “para siempre”, sin embargo no pierdo la esperanza que alguien cambie esa opinión que tengo.
He perdido muchas batallas en la vida, pero también he ganado unas cuantas, debo decir que en ocasiones pensé que jamás me levantaría, pero véanme aquí, caminando sin rumbo alguno, me he vuelto más solitaria de lo que pensé; no quiero a nadie a mi lado por el momento, quiero una vida plena para mí sola, quiero seguir volando, no tengo la intención de que nadie me detenga ni espero que lo hagan, tengo la leve impresión que permaneceré en este rumbo sin fin por algún tiempo, necesito repararme, recuperarme a mí misma.
Los momentos a solas no son del todo malos, nadie debería temerle a la soledad, es bonita cuando se vive a medida, mas no te encariñes con ella. Hoy puedo decir que la soledad no es tristeza, no es un abismo, no se debería temer a ella, simplemente es un momento por el cual todos pasamos alguna vez, en ese momento se colapsa toda nuestra vida hasta entonces, es un momento de reflexión, no es casualidad que hayas llegado hasta ahí; ese momento llega porque lo necesitas, es una consecuencia que se paga por ser distinto.
¿De qué sirve estar rodeados de gente, si te sientes solo? ese camino sin rumbo alguno, es para encontrarte a ti mismo, para pensar y saber quién realmente y qué es lo que quieres; el silencio y la paz que encuentras son realmente necesarios para levantarte.
Porque se ha dicho que es permitido caerse, pero eso no implica que te encariñes con el suelo, hay cosas que debemos dejar atrás para poder seguir adelante con menos carga encima; en varias ocasiones vamos acumulando carga en nosotros que no nos corresponde, el momento de la soledad es cuando paras y bajas esa carga de ti que no te pertenece, para poder seguir andando más ligero.