Sólo una cosa he de pedirte: Vete ya
Por favor, ya vete…
Y no vuelvas nunca…
Ahora es mi turno de una nueva oportunidad al corazón y me la estás arruinando con tus recuerdos inoportunos y sin educación que se aparecen en los momentos menos indicados.
Ahora es mi turno de reemplazarte y dejar que te pierdas en la bruma del olvido, pero tal parece que tus recuerdos son persistentes y se rehúsan a desaparecer de una buena vez.
Ahora es mi turno de un nuevo amanecer después de una larga y oscura noche y de hallar mi paz después de la tormenta y… ¡maldita sea! Ahí estás de nuevo, susurrándome al oído que aún sigues aquí.
¿Por qué no te vas de una buena vez? Desaparécete, esfúmate, piérdete… No me importa, pero ya salte de mi mente porque no es justo que sigas rondando por aquí. Y que yo no pueda hacer nada para defenderme. Te he sacado de cada rincón de mi vida: borré tu número del celular, tus fotos de la computadora, tus perfiles de mis redes y evito los lugares en donde pueda encontrarte.
Pero te has vuelto como un fantasma que me persigue sin piedad. Ahí estas, nadie te ve ya, sólo yo. ¿Cómo te corro de mi vida, como te saco de mis pensamientos y conservo mi cordura al mismo tiempo?