Te esperaba cada noche…
Hace un año, por curiosidad, decidí adentrarme a conocer gente en línea y estabas tú, ahí todas las noches, a la misma hora, debo admitir que te noté de entre todas esas personas. Un día de pronto, saludaste y yo no podía creerlo. Dije, ¿qué será esto coincidencia o es que sentiste que miraba tu perfil cada noche? Y así, empezó esta aventura tan única y especial.
Querer llegar a casa para sólo platicar y saber de ti, y ahí estábamos tu y yo a la misma hora, desvelandonos juntos, sin poder parar de hablar. Cada día, despertar con tus buenos días, buenas tardes y el más hermoso buenas noches. Y finalmente llegó ese día en que pactamos conocernos y ¡oh me hiciste tremenda confesión!. No eras de la edad mencionada, eras un hombre de 36 y yo una mujer de 24.
Pero ¿quién dijo que para el amor hay edades? Qué farsa a veces si es malo… Pero eso aún no lo sabía. Decidí dejarte plantado (admito que disfruté hacerlo, por tu mentira), pero después recordé esa frase ¿y si realmente no importaba la edad? Y esas ganas de conocerte ganaron más. Por fin… Estábamos ahí mirándonos por primera vez, de esas que no puedes parar de sonreír. Sentí tanta confianza; tú y yo, no parábamos de hablar.
Ahí el comienzo de una historia que no parecía real, no paraba de sonreír. Y así seguimos unos meses, hasta que decidimos ser una pareja. Pero cómo podía saber que eramos tan distintos. Que tu amor a mí me lastimaba, esa forma fría e inexpresiva con la que solías quererme. No me culpes, no es ingenuidad, no lo fue. Lo que fue es mi manera particular de que siempre hay algo bueno en las personas. Y yo quería encontrar esa parte de ti. Pero, a ti la vida te enseñó antes que a mí y la vida te robo esas cosas hermosas que nunca debemos perder por una desilusión. Y tus tropiezos, te desgastaron. Deseando a verte conocido en esos años que se que entregaste a otra persona, ese amor incondicional de joven, ese romanticismo, esa locura que se apodera de todo tu ser.
Pero ¿qué podía hacer? Jamás podría haberte conocido, así. Y me tocó la parte mas fría de ti. Y me lastimaste mucho tiempo, con esas ideas tuyas. Y yo deseando conocerlas para sentir que realmente me amabas. Lo intenté y ¿qué me quedó? Mirarme y no reconocerme. Eso lastima como no tienes idea.
Descubrí tristemente que sólo soy un juego para ti. Decepción tras decepción. Las cuales deseabas encubrir con un te extraño, no te vayas, cambiaré. Pero sabía que no sera así.
Y hoy estoy aquí por enésima vez tratando de alejarme de ti, ese amor enfermizo. Tú crees que un te extraño y te quiero cambiará todo. Pero esta vez no. ¡NUNCA MÁS!