Te extraño, pero soy feliz sin ti
En ese momento, mi corazón parecía detenerse y mi alma desgarrarse, no imaginé que esas terribles palabras salieran de la misma boca que un día me besó con tanta ternura.
Conforme tus «razones» avanzaban, más te desconocía, no quería creer lo que decías, pues el profundo amor que por ti sentía no me lo permitía. Poco a poco me desvanecía, mientras tú repetías tu famosa frase: «Soy Hombre, no payaso» pero, ¿te digo algo? Demostraste todo lo contrario.
Bajo el cielo nublado, casi a punto de llorar por nuestra despedida, me abrazaste tan fuerte que por poco lograbas juntar el corazón que minutos antes habías hecho pedazos, el cielo se estremeció y comenzó a llorar. Fue el final de nuestra tan breve historia.
Han pasado tres meses y durante el primero te eché tanto de menos, ni siquiera lo imaginas; quería irme del lugar al que pertenecía, quería olvidarme de ti, pero eso era huir, eso era una cobardía, abandonar a personas que me han dado tanto, sólo por un dolor.
El segundo mes fue un poco más llevadero, a veces te recordaba y una nostalgia se apoderaba de mí; pero no lo permitía, no debía quebrarme sabiéndote tan feliz, o al menos eso imaginaba y espero que de verdad lo seas, mi dignidad me levantaba.
El tercer mes, estuve tan ocupada que no tuve tiempo de pensarte. ¿Se había terminado lo que por ti sentía? Ya no te extrañaba como antes, sólo algunos días te recordaba con un suspiro y un latido inusual.
Pero, pese a eso y como recordatorio, durante los tres meses, hacías perder una llamada en cada uno de ellos, ¿era necesario hacer eso? Claro, tu egoísmo y tú querían asegurarse de que no te olvidara jamás.
Hoy te extrañé y lloré de nuevo tu ausencia, imaginé un abrazo tuyo, de esos que hacían que me olvidara del mundo entero y que podían hacer que mi alma se uniera a la tuya; me entristecí, pero las personas que me quieren me abrazaron y me sentí respaldada, no estoy sola.
Hoy te extrañé y sentí un vacío inundándome, miraba al Cielo, como esperando una respuesta, una respuesta que esta más que dada y hay que aceptarla. Hoy te extrañé y recordé el porqué te fuiste; no querías quedarte, no hay otra razón, porque quien se quiere quedar lo hace y quien no, sólo da excusas y se marcha.
¿Sabes algo? Quiero que lo entiendas…
Te extraño, te extraño mucho, claro que aún te extraño, pero, soy feliz sin ti.