Tengo miedo de que te vayas…
Creo que aunque ya sé las respuestas a mis preguntas pero no quiero aceptarlas, no sé, quizá quiero escucharlo de tu boca y mirarte a la cara, quiero que tengas el valor para hablarme con la verdad y yo tener el valor para aceptarla, porque sólo al mirar tu cara de placer aceptaría que… Ya no me amabas, o bien reconocería que nunca lo hiciste.
El hecho de ver como destrozabas mi corazón era peor que ir al infierno, ¿cómo la persona amada puede gozar al vernos sufrir? al vernos débiles ante su persona, porque a pesar de que nos ha roto el corazón sabe que aun así con lo poco que nos queda la seguimos amando hasta lo más profundo de nuestro ser… Pero ahora querido, me dedicaré a escucharte en silencio mientras finjo una sonrisa que sabes es falsa, no quiero que me veas sufrir por ti pero aun así, aquí estoy ahora; preparándome para escuchar que dejaste de amarme, en el fondo me gustaría que pasasen helicópteros, camiones, el tren o yo que sé, pero que pasaran todas esas cosas ruidosas para que me impidieran escuchar la horrible realidad que estabas por relatarme; aún quiero salvarme, por favor trata de no ser tan letal con las palabras, pues una vez que entran en mi cabeza se quedan clavadas en mis pensamientos.
Quizá la próxima vez que te recuerde será con esa despreciable sonrisa tuya al verme apretar la sonrisa que no podía sostener más y no poder aguantar más las lágrimas que se mostraban ansiosas de salir y rodar por mis mejillas, quizá rosando estos labios que deseosos están por besarte, pero que no volverás a besar más, porque ahora son helados en comparación con los de tu querida Elena, o que no fueron tan ardientes como para hacer que regresarás así como sucedió con Dalila.
No, ahora los míos eran helados tanto que hacían que te diera dolor de cabeza, te recordaré con esa estúpida mirada de compasión, pero también de poder que ponías sobre mí al verme quebrarme en mil pedazos y no hablo de que fuera físicamente, pero es que cuando el alma se derrumba el cuerpo deja de ser importante, todo deja de ser importante y como no sería así, si para mí se había ido lo único importante.
Perdón por no poder decir algo, pero es que estoy tan rota que hasta mi voz se quebró y temo que salga todo el dolor que me hiciste sentir, temo perder mi dignidad frente a ti, temo llorar hasta no poder más, pero más que eso temo que no me abraces y me digas que me amas, que todo estará bien porque tú estás allí para mí, porque aunque te encuentres enfrente o a un costado mío, sé que ya no estarás allí nunca más, que esos cálidos abrazos que sólo tú sabes dar ya no serían para mí, ese calor que sentía lo compartía con dos personas más, pero que a pesar de eso siempre fue el lugar más cálido para mí y es que aunque en realidad sólo hubiese sido un poco, para mí era perfecto, sentía tanto frío que tu falaz calor me bastaba y me sentía tan bien, que no quería volver a sentir más frío, pero ahora mírame, mírame bien…
Porque esta es la imagen de la persona que te entregó no todo, pero sí lo más importante; su amor incondicional, que por ti mentía con tal de poder reflejarse en tu mirada, que soñaba noches enteras contigo, que le hablaba tanto al cielo sobre ti que la luna se cansó de escucharla, las estrellas se aburrieron, las nubes desaparecieron y el sol quemaba más que nunca.
De pronto en mi cielo ya no había nada, ni nubes, ni estrellas, ni luna, vaya, cómo extrañaba el ruido de la lluvia por las noches o tardes, no importaba la hora porque siempre me acompañaba; me gusta llorar cuando llueve porque el cielo siente mi tristeza y yo me siento una con él; porque se junta el agua que sale de mis ojos y el agua de la lluvia convirtiéndose en una misma así como tú y yo un día fuimos uno, cuando decidimos unir nuestros cuerpos, pero sabes, el amor va mas allá del plano físico, de lo material…
Ahora lo entiendo, el cielo me miró tan miserable que sólo sentía lástima por mí, se cansó de ver cómo me mataba, se cansó de sentir lo que yo sentía, se agotó, también se quedó sin nada. Mírame bien porque cada que veas un cielo vacío, me vas a ver reflejada en él. Porque así quedé yo, vacía.
Por favor, te pido que ya no sigas jugando con esta tu presa, por favor acaba con mi sufrimiento de una vez, te gusta verme agonizando, jugando con mis emociones, haciéndome reír pero también llorar, por favor date prisa y dime que ya no me amas, ya no quiero entrar más en detalles, no quiero saber qué pasó durante el tiempo que estuvimos juntos, por favor para ya.
No me sigas lastimando, aún recuerdo tus promesas y me sigue doliendo ver como las rompes una a una… -Me estás llevando hasta la orilla… Por favor detente porque me voy a caer, -¿cariño no ves cuánto te amo? por favor.
Pero mira nada más en lo que me has convertido. No hemos hablado y nuestra cita, si es que así le puedo decir, es hasta mañana, aunque sé que no habrá un pozo, lluvia y no será de noche porque tus noches ahora son de ella…
En mi interior estará sucediendo todo eso y tú lo sabes, así como yo sé las respuestas. Aunque también sé que cualquier expectativa que pueda tener ahora, no se comparará con la brutalidad de mañana.