Ahora estás sola – Me dijo él mientras se bañaba.

Tú estás conmigo, yo estoy sin ti – El Perla Negra


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Historias

Publicado en agosto 26th, 2015 | by Caro Duarte

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Tú estás conmigo, yo estoy sin ti

Ahora estás sola – Me dijo él mientras se bañaba.

El primero de Junio de 2015 un chico que venía del fin del mundo le dijo a una extraña que desesperadamente lo estaba esperando: “Me dejaste sintiendo estrellitas en el corazón”. En ese momento ella fue la más feliz de todas. Un mes después, primero de Julio de 2015, dichas estrellas ya no estaban, se convirtieron en polvo y el aire las esparció muy lejos de ellos.

Él, muy fácil, se fue. Ella, muy difícil, se quedó.

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Él pensó que había construido un castillo en el aire y de repente, necesitaba colocar los pies en la tierra, ella pensó que, por fin, había despertado de la pesadilla y que esa (el castillo que él construyó) era su realidad, lo que él sintió se esfumó, lo que ella sentía se acrecentó. Él estaba igual que siempre, ella se llenó y se volvió a vaciar.

El primero de Junio llegó, el primero de Julio se fue.

Era una noche lluviosa y un poco fría, él anunció que viajaba a verla, a materializar la idea que tenía de ella, él sin nervios, sin angustias, sin ansiedad, sin miedo llegó y se ubicó ante ella, ante mí, con su imagen varonil y relajado. Ahí, en ese momento algo cambió en su sentir.

Por mi parte, yo no podía respirar bien, mis piernas temblaban, mis manos estaban heladas, no articulaba palabras, me invadían miedos e inseguridades (no quería que me dejara de querer) pero sobre todo estaba sobregirada de fe y esperanzas, quería que él fuera mi último hombre, quería un futuro y una vida con él.

Cuando su figura se hizo visible ante mis ojos, lo observé como un milagro que estaba sucediendo delante de mí. Con las horas todo mi nerviosismo se transformó en calma y felicidad, estaba enamorada de él, confié en él, creí en él y a él me entregué, pero él no, ahora era diferente, no mejor, no peor, solo diferente y yo nunca supe cómo explicarlo.

Cuando todo cambió, Seguía lloviendo y no pasó mucho tiempo juntos para que él me expresará que se estaba sintiendo diferente, que las cosas ya no eran como antes, que los planes se habían pausado, que la idea que tenía de mí ya no era, en fin, con muchas palabras bonitas y cuidando de no sonar descorazonado, me dijo, en resumidas cuentas, que todo se había ido a la mierda (no utilizó esa expresión) pero así lo sentí, él jura que lo malinterpreté. Pero, él nunca entendió que cuando se dice “ya no es igual”, “ya no siento lo mismo” está repitiendo la palabra NO constantemente y significa no te quiero, no quiero estar contigo pero no sé cómo decírtelo para no herirte. En esto no hay un punto medio ¿Me quieres o no me quieres?

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Por varios días seguí a su lado, esperando, de nuevo, hacer o decir algo que lo volviera a enamorar de mí, sin embargo, aunque me abrazara, me besara, me sonriera, me hiciera el amor, nada conseguí, ahora él dudaba si quería llevarme a la playa o si quería compartir su libertad conmigo, ya no era la princesa de su castillo en el aire. Pero, a pesar de todo, él seguía siendo todo para esta niña tonta que tenía tantos motivos para reír y tantos para llorar.

Cuando el tiempo se acabó, lo vi irse, perderse en el camino, vi como su imagen se iba minimizando pero como su recuerdo se iba haciendo más grande. En ese momento quería sentirme segura de que iba a volver, que se iba de la ciudad y no de mi vida, quería creer que la distancia y el tiempo iban a ayudar a que, de repente, sintiera que realmente me quería, que sí quería seguir con nuestros planes.

Él se fue y con él, debo aceptarlo, se fueron muchas más cosas. Ahora no me siento segura de volverlo a ver, de volver a saber de él y peor aún, no me siento segura de lo que él siente, piensa y quiere de mí y de nosotros, no sé si la historia continua o ese libro se quedó con un final abierto y por tanto, incompleto.

Entre tantas horas llorando, he querido convencerme de que di todo de mí, que no me faltó nada por decir ni por hacer y que si a él no le fue suficiente es porque no estaba preparado para que alguien le sanara las heridas y le hiciera feliz. Quería pensar que no dependía de mí, y que todo se trataba, nada más, de lo que está destinado o no a ser. Pero no podía, era más fuerte el desazón, el pensar que algo había hecho mal, que algo no di, ni dije, que su cambio era por mi culpa.

Con tantas lagrimas le pedía a Dios, a la vida, a él, a mí, a cualquier cosa que pudiese hablar, una explicación, una respuesta. Necesitaba saber por qué todo llega y se va de mi vida tan rápido y dolorosamente, por qué si estaba vacía no podía continuar así, en lugar de llenarme y vaciarme y llenarme y volverme a vaciar. Eso duele, por si no sabían.

Hacía mucho frío y yo estaba en el andén viendo cómo se iba, pensando en mi vida, en qué iba a hacer mañana, en qué iba a hacer ahora. Oye, necesito que sepas que te estoy esperando, que quiero ir contigo a dar la vuelta al mundo. Vuelve, vuelve convencido que me quieres.

El primero de Junio llegó, el primero de Julio se fue; el primero de Agosto espero verlo de nuevo.

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Carolina Duarte

Instagram: lacaroduarte

Twitter: @LaCaroDuarte


Publicado por

Periodista, escritora, romántica, soñadora...!



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