Tuve que gritar cuánto te amo aún
No pude evitarlo. Lo lamento. Pero no pude evitar que de mi alma saliera ese grito diciendo cuánto te amo aún.
Necesité decirlo. Quizás por querer dejar la puerta abierta. Quizás sólo fue el grito ahogado de un alma en agonía. Quizás mi alma necesitaba gritar y ser escuchada para luego callar y seguir tratando de olvidarte.
Necesitaba una expresión, un grito que oyeras y entendieras. Y luego Dios dirá si me concede el olvido o tu amor. Después seguiré callada, poniendo mi mejor cara todos los días y hablando como si nada pasara. Pero por un momento, uno pequeñito, necesité gritar y lo hice.
Ha sido un instante de desesperación y angustia. Por un segundo pensé que si supieras cuánto te quiero, si te lo dijera de tal manera que pudieras comprenderlo, entonces te darías cuenta del sentido de mi lamento y con ello no quisieras alejarme y me buscarías…