Un final ya anunciado

No lo quería aceptar, pero no soy tonta, claro que me di cuenta, intenté que no pasara, fingía que todo estaba bien, que las cosas entre tú y yo estaban tan bien como siempre, pero no era así. No sé con exactitud cuándo fue que las cosas empezaron a cambiar, pero sé que desde ese momento ya nada volvió a ser igual. Empezamos a pelear. Todos los días pela tras pelea, en ocasiones, intentábamos arreglarlo, pero yo creo que realmente nunca nos quedamos conformes con la solución.

Yo estaba segura de lo que sentía por ti y presintiendo el final te confesé que me daba mucho miedo perderte, me prometiste que no nos perderíamos. Pero nunca hiciste nada por no perdernos.

Cada vez nos dedicábamos menos tiempo, yo por darte tu espacio, tú no sé porque, pero así fue, poquito a poquito me fuiste haciendo a un lado; ya no hablábamos como antes, las pláticas cada vez eran más cortas, ya no nos contábamos todo. Para serte sincera me dolía demasiado ver que te dejaba de importar, pero estaba en negación y te excusaba con cualquier cosa, te defendía de mí misma.

Quizás debí terminar la relación yo, no esperar a que tú lo hicieras, quizá así no habría dolido tanto. Dolió como no me lo esperaba, pero era algo tan obvio, pero no era justo, así que no lo quería aceptar.

No pude hacer nada, tuvimos una introducción muy bonita, la mejor de las introducciones, compartimos muchas cosas buenas, momentos excelentes que pasan al baúl de los recuerdos; el desarrollo fue preocupante, la novela romántica parecía convertirse en una de terror. Pero nada fue tan malo como el desenlace. Mató todo lo que valía la pena en la historia, acabó con todo.