Una carta hasta el cielo…

Para: Mi madre
De: Su hija

Querida mamá, se nos adelantó, su partida fue el dolor más grande y profundo que he sentido, el duelo fue largo y muy difícil. En momentos pensaba que no me iba a recuperar. Nada, ni nadie llenaba el vacío, sólo el tiempo me ha enseñado a vivir con ese hueco que dejó usted.

Nos faltó tiempo para compartir la vida juntas, me hubiera encantado tenerla a mi lado en todos mis logros, aunque siendo sincera todos se los dediqué y en todo momento sentí su presencia conmigo, su amor incondicional y ese apoyo que siempre me impulso a superarme.

Aún necesito de ese abrazo y beso que en los peores momentos lograban calmarme, esa tranquilidad que me daba el saber que la tenía a mi lado incondicionalmente y ese consejo que me mantenía en el camino del bien. Hay momentos en que simplemente necesito verla de nuevo y lo que hago es ir al lugar donde sus restos descansan, y platicarle mentalmente lo mucho que la extraño y compartirle lo que va pasando en mi vida: algún problema, un logro, o cualquier cosa. Hacer esto me tranquiliza, no sé si soy la única persona que lo haga. Pero así obtengo paz, y no tengo explicación para esto pero simplemente funciona, así que cada cierto tiempo regreso a buscarla. Y así será hasta que nos reunamos de nuevo.

A pesar del dolor y de la falta que me hace su presencia, estoy tranquila, pues no hay nada que reprochar, siempre recuerdo lo bueno, su sonrisa, su amabilidad, su mirada tranquila y el sonido de su voz. También recuerdo todos esos regaños, que aun que en el momento no fueron muy agradables, hoy entiendo que todo era por mi bien.

Espero este en un lugar mejor, lleno de paz y tranquilidad, viéndonos a todos y compartiendo en la distancia cada momento de mi vida. Tengo la certeza, de que algún día nos reencontraremos, será maravilloso y será para siempre.