Una promesa jamas cumplida… Parte II. ¡Checa esta historia!
No podía creer lo cerca que vivíamos, pero lo que aún no podía creer es que no podía dejar de mirarla; era prácticamente imposible para mí dejar de verle sus hermosos ojos verdes que casi siempre intentaba ocultar de los demás.
Ian – ¿alguna vez te has enamorado?
Marina- ¿tú te has enamorado?
Ian- hice primero la pregunta, así que responde.
Marina- tal vez en otra ocasión, hemos llegado a mi casa.
Ian- mucho mejor para mí, así podre verte mucho más seguido y también podremos seguir con esta charla ¿te parece?
Marina-no lo sé.
Ian- ¿por qué no lo sabes?
Marina- ¿siempre eres así de estúpido?
Ian- ¿y tú siempre eres así de grosera con las personas? -y justo en ese momento empezó a sonar mi celular y ella aprovechó para bajar del auto.
Marina- bye- sonrió.
Ian- espera, aún no me has dicho cuál de estas es tu casa, recuerda que tenemos una charla pendiente.
Marina- pues si tanto quieres saber, investígalo tú mismo.
Ian- una pregunta más: Eres nueva por aquí ¿verdad? bueno, digo, nunca te había visto por la zona.
Marina- tal vez, oye ¿te han dicho que eres un chismoso? – hizo el comentario de una forma tan sarcástica.
Ian – no soy chismoso, tan sólo soy comunicativo.- le tomé la mano y ella hizo una expresión de desagrado.
Marina- sabes qué… Ya me voy.- le soltó la mano a Ian y dio media vuelta para irse.
Y justo en ese momento, él la tomó por la cintura, le dio un beso en la frente y la abrazó, pero ella se quedó paralizada y lo único que pudo decir fue- hasta pronto.- Ian subió a su carro y se dirigió a casa de Roberto para contarle todo o casi todo lo que había platicado con Marina. Llegó a casa de su amigo, éste le abrió la puerta y dijo:
Roberto- ¿qué paso hermano?
Ian- nada aún, pero va a pasar créeme y estoy pendejos siguen aquí- se dirigió al resto de sus amigos que estaban sentados en la sala.
Carlos- cuál es tu pedo wey…
Ian – oye tranquilo viejo…
Roberto- mejor síguenos contando de qué más platicaste con la rara.
Ian- oye, tampoco le digas así- con una expresión de enojo.
Roberto- ¿qué? ¿apoco ya te enamoraste de esa?
Ian – no manches wey, cómo crees…
Roberto- ya sé, para que me demuestres que la rara no te gusta, qué te parece si hacemos una película porno.
Carlos- a qué te refieres mi Rober precioso.
Roberto- que aquí mi querido colega va a grabar el momento en que folle con la rarita para que confirmemos que si se acostó con ella- miro a Ian con una expresión en su rostro de malvado.
Ian – sólo con una condición.
Roberto- ¿Cuál?
Ian- que aparte de tu carro, quiero dinero.
Roberto – ¡ya estás carnalito!- y los tres amigos brindaron por la nueva apuesta.
Ian – ya me tengo que ir…
Carlos- pues yo también me retiro Rober.
Ian – te doy un ray- miró a Carlos.
Carlos- sí hermano.
Ian – ya nos vamos, ahí nos vemos el lunes en la uni…
Roberto- vale, nos vemos…
Ian y Carlos salieron de la casa de su amigo y se dirigieron al carro de Ian; se fueron de ahí, Carlos prendió el estero, puso a Joy division y empezaron a cantar, así estuvieron durante casi diez minutos.
Carlos- oye, ¿sí estás dispuesto de grabar a la chava ésa?
Ian- sí ¿por qué no?
Carlos- ahora sí se están pasando de lanza Roberto y tú, acuérdense que todos tenemos hermanas.
Ian- sí, pero Marina no es mi hermana.
Carlos- ¿así se llama?
Ian- sí
Carlos- tiene un bonito nombre.
Ian- pues maso.
Carlos- ya llegamos.
Ian – ya sé wey…
Carlos- vale wey, te cuidas… Y piensa lo que estás haciendo con esta chava.- le gritó mientras entraba a su casa.
Ian- no va a pasar nada wey.-
Enseguida partió rumbo a su casa y en medio de sus pensamientos, se le cruzó el rostro de aquella chica que sólo era una apuesta para él, pero que sin duda alguna, él sabía que tal vez no sería de esa forma, porque en esa chica había algo que a él le fascinaba y que ni el propio Ian sabía qué era.
Pero que él estaba dispuesto a descubrir, costara lo le costara y en medio de ese soliloquio. empezó a decirse que eso no podría ser y que él sólo se acostaría con ella; nada más.