Una promesa jamás cumplida… Parte IV
¿Pero qué diablos me pasa?, ¿por que soné con ella?, esto no me puede pasar, ella no me puede gustar, es sólo una más en la lista, sólo una apuesta y nada más; además ella es tan, tan hermosa- se decía así mismo segundos después de haber sido despertado de la clase de derecho.
Roberto-oye wey, que te quedaste bien dormido.
Ian- ha, ha, ha oye ¿Qué hora es?
Roberto-quince antes de la seis.
Ian- ¿seguro?, no chingues ya es bien tarde –empezó a guardar sus cosas.
Roberto-¿Qué haces?, este pendejo todavía no termina de dar la clase, el ruco.
Ian-es que me quedé de ver con Marina.
Roberto-¿quién es esa?, ah sí, la de la apuesta ¿¡verdad!?- lo decía mientras sonreía después de recordar quién era la chica.
Ian-¡sí!, ella.-y se salió del aula sin importar que el profesor le hablase.
Así que el chico se fue directo a buscar a Marina en la cafetería en donde habían acordado, pero ella ya no estaba allí, así que él empezó a mirar por todas partes para poder encontrarla y justo cuando estaba a punto de darse por vencido, vio que ella se dirigía rumbo a la salida:
¡Marina!- gritó- pero ella no escuchó, así que él empezó a correr para poder alcanzarla y cuando logró estar justo detrás de ella le cubrió los ojos y le hizo musitas al oído: No sólo deseo tu cuerpo, sino tu corazón– y después de ello le quitó las manos de los ojos y ella dio media vuelta… Le miró directo a los ojos; así estuvieron unos cuantos segundos, mirándose el uno al otro, hasta que poco a poco fueron acercando sus labios, casi como si fuera un imán el que unía sus labios.
Ian- discúlpame por favor, tienes toda la razón, soy un verdadero estúpido- lo decía mientras de acariciaba la mejilla.
Marina-no tienes que disculparte por cosas estúpidas, además… Yo quería que pasara-le acariciaba los labios a Ian.
Ian- ¿y ahora qué sigue mi lady?- mientras volvía a susurrarle al oído.
Marina-debo irme a casa…- sin expresión alguna en su rostro.
Ian- no te vayas aún- casi suplicándole.
Marina- debo irme, mi tía me espera en casa- se da media vuelta.
Ian-te lo suplico, por favor.
Marina-no, bueno, está bien, puedes llevarme si gustas- lo decía mientras le daba la espalda a Ian, y suspiraba casi como si dudara de su respuesta.
Así que Ian la tomó del brazo y juntos se dirigieron al estacionamiento para poder llevarla a casa, pero desafortunadamente durante el camino ambos iban callados, así que el chico decidió poner un poco de música.
Marina- ¿te gusta Led Zeppelín?- casi sorprendida.
Ian-sí, ¿por?- mientras volteaba a verle un segundo, ya que conducía.
Marina- no te ofendas, pero pareces de esos chicos que tienen pésimos gustos musicales.
Ian- oye…
Marina- hemos llegado- ella iba a abrir la puerta de carro.
Ian- madame, permítame por favor…- ambos sonrieron, y él salió del carro para poder abrirle la puerta a Marina.
Marina- gracias, me tengo que ir…
Ella estaba a punto de despedirse de él, cuando de pronto pasó un carro a toda velocidad y ambos vieron cómo el auto se regresaba en donde ellos estaban; Ian enseguida se dio cuenta de que los chicos del carro eran Roberto y Carlos.
Roberto- ¿quién es tu amiga?
Ian- se llama Marina-no puede ser… estos imbéciles ¿qué hacen aquí?- se decía a sí mismo.
Roberto-¿quieres ir a una fiesta?, claro que puedes llevar a tu amiga-novia.
Ian- ¡no!, gracias, ella y yo ya tenemos otros planes para hoy- voltea a ver a Marina- ¡verdad!
Carlos- ya déjalos, si no quieren ir que no vayan.
Marina-claro que queremos ir, sólo será una copa…
Ian- puede ser un lugar peligroso Marina, además no has pedido permiso a tu tía.
Empieza a reírse Roberto- no inventes, ¿todavía pides permiso?, ¿acaso todavía eres menor de edad?
Marina- claro que no, no tengo que pedir permiso a nadie.
Roberto. Pues súbanse.
Ian- traigo el carro, mejor los voy siguiendo.
Roberto- no creo que pase nada si lo dejas allí, ándale súbanse todos al carro. Vamos Ian no seas descortés con la chica y ábrele la puerta.
Carlos- ¿cómo dijiste que te llamas amiga?
Ian- Marina, se llama Marina.
Carlos- le pregunté a ella, no a ti.
Marina- no discutan chicos.
Roberto- descuida chica, nosotros parecemos bestias, así que esto no es nada. ¿Les molesta si pongo algo de música?
Marina. No. ¿Falta mucho para que lleguemos?
Roberto- en quince llegamos.
Ian- si quieres podemos tomar un taxi y nos regresamos Marina.
Marina- no, cómo crees ya pronto llegamos.
Ian- ¿segura?
Marina- absolutamente segura.
Roberto- pareciera que eres tú el que no quiere ir a la fiesta Ian.
Ian- ya llegamos…
Carlos- ¡que comience la fiesta!- lo dice en voz alta y después grita.
Roberto- cállate media neurona.- lo golpea en el pecho.
Todos bajan del carro después de que termina de estacionarlo y se dirigen a la casa en donde está la fiesta, pero pareciera que Ian se intenta esconder de algo o más bien de alguien; después de un rato de estar en la fiesta y de que Roberto y Carlos se fueran por unas bebidas, Ian y Marina se quedan solos en un rincón de la casa, pero alguien se le acerca a Ian, lo saluda y le dice al oído: mi jefe te está buscando.
Ian- en un segundo voy gorilon, no puedo dejar a mi amiga sola.
Gorilon- lo siento, pero son órdenes, y ya sabes cómo se pone.
Ian- Marina, no te vayas con nadie, espera aquí por favor.
Marina- claro, anda ve con tu amigo.
Gorilon se dirige a Marina y le dice- te ves diferente a las otras chicas- y le sonríe.
Gorilon e Ian se salen de la casa y se van a unas cuantas cuadras del lugar, justo allí los espera una camioneta negra y dentro de esta está un tipo, quien al ver a Ian se baja enseguida.
Ian- ¡hola José!
José- ¿tienes mi dinero?
Ian- sólo dame unos cuantos días para conseguirte todo.
José- llevas un mes diciendo la misma basura.
Ian- ya casi tengo todo.
José- te doy de aquí al jueves para conseguir mi dinero.
Ian- pero es muy poco tiempo.
José- ¡tiempo!-grita- ya te di demasiado tiempo, ahora largo de mi vista maldita escoria- se dirige a Gorilon- ya sabes qué hacer.
Gorilon- lo siento hermano, pero es mi trabajo.
Ian- descuida- y justo en ese momento Gorilon lo golpea, pero no lo suficiente como para dejarlo inconsciente, después de estar unos minutos tratando de recuperarse de la golpiza y de limpiarse la sangre, se acuerda de Marina y se va corriendo a buscarla.
Pero cuando llega, se percata de que ella está sentada al lado de Carlos.
Ian-¿Qué le dieron?
Carlos- fue Roberto.
Ian- ¿qué le dio ese imbécil?
Carlos- gelatina con licor. ¿Dónde diablos estabas? te tardaste casi una hora.
Ian- ¿dónde está esa basura?
Carlos- el idiota se fue con Vlad, mejor hay que sacar a la chica de aquí.
Ian- esa basura humana me las va a pagar- mientras levanta a Marina del sillón.
Carlos- su propósito era que de una vez te la llevaras a la cama.- ayuda a Ian con Marina y en ese preciso momento ella vomita encima de él.- ¡mierda!- lo dice en un tono de asco combinado con algo de enojo, pero enseguida se quita la sudadera que traía puesta.
Ian- lo siento hermano, mejor ve a pedir un taxi.
Carlos- me debes un favor; por cierto ¿qué te paso?
Ian – te explico en el taxi.
Ian lleva a Marina a un baño a que siga vomitando, pero ella se queda dormida, así que a tiene que cargar para poder sacarla de la fiesta y llevarla a casa- Carlos, ayúdame a sostenerla.-
Carlos- vamos… Súbete tú primero para que puedes sostenes su cabeza entre tus piernas y yo sus piernas- mientras subían en el taxi.
Taxista- no quiero que vomiten en el taxi.
Ian- le vamos a pagar…
Taxista- ¿a dónde van?
Ian- zona Aldama.
Carlos- ¿en serio la vas a llevar así a su casa?
Ian- ¿entonces a dónde la llevo?- preocupado
Carlos- si quieres se pueden ir a la casa, además no hay nadie.
Ian sin pensarlo dos veces le responde: gracias viejo.
Carlos- se puede dirigir a las golondrinas por favor- le dice al taxista- por cierto, dime qué te paso, en dónde estabas…
Ian- José mando al Gorilon por mí, ya sabes a qué…
Carlos- te dije que no te metieras con ese tipo.
Ian- dijo que quería su dinero para el jueves.
Carlos- no mames y ¿qué vas a hacer?, digo, te prestaría el dinero, pero no lo tengo… Además es un buen.
Ian- no tengo más remedio que vender la deportiva. O si no ¿de dónde diablos saco el dinero?
Carlos- eso dijiste la última vez y mírate.- se dirige al taxista- en la siguiente casa.
Ian- oye viejo- lo dice en un tono muy suave.
Carlos- ya sé, yo pago el taxi, ¿cuánto va a hacer?
Taxista- 378
Carlos- aquí tiene, gracias.
Ian – yo salgo primero y me ayudas a bajarla.
Después de llevar a Marina a una habitación para que pudiera dormir un poco, Ian se acuesta en un sillón de esa misma habitación para poder cuidarla o por si se despierta; pero la verdad es que sólo era un buen pretexto para poder estar cerca de ella y observarla mientras dormía.