Ven…
Ven, duerme mi insomnio con tus besos, sutura mi corazón con los hilos de tus brazos, abrázame fuerte el alma y cubre con tus manos mi cuerpo desnudo…
Ven y dame amor… Dame de tu amor puro, limpio y honesto… Entrégate sin raciones ni reservas, sin preguntas, sin respuestas. Compárteme tu vida por el simple hecho de que así lo deseas, por convicción propia, porque quieres, porque así te da la gana.
Ofréceme tu pecho para hacer en él mi morada, deja que tu piel sea mi fiel almohada. Cúrame el alma y llena el vacío con tu presencia, sáciame de ti y no te separes más de mí.
No estoy tan rota ni estoy muerta, simplemente llevo a cuestas todas las piezas desgastadas que han caído de entre mil batallas… Estoy entera y muy alerta para cuando el amor toque a mi puerta.
Tengo el alma, el corazón y la mente bien abierta para recibir a la persona que a mi vida venga. Mi amor no tiene límites, es infinito y jamás se secará, en ocasiones se renovará y estará en stand by, pero después resurgirá con más fuerza que en la historia final.
Si quieres venir, ven… Si me vas a querer, ven, si te vas a quedar ven; pero si quieres jugar entonces te deberás marchar, si buscas un escape a tu agonía, yo no soy una puerta de salida ni una entrada de emergencia.
No quiero ser tu mientras tanto, ni tu pasatiempo preferido, quiero ser tu elección sin opción, sin comparación, sin compasión.
Quiero ser la decisión que te dicte el corazón.