Vuela… Pero sin él
Estábamos juntos hacía poco más de tres años, en donde hicimos siempre, (o casi siempre) lo que una pareja normal hace. Conocí a sus padres, sus hermanos, su detestable perro. Fuimos a conciertos juntos, también a bailar.
Nuestro Facebook estaba plagado de nuestras fotos, siempre felices, siempre sonriendo. Eramos el modelo a seguir a los ojos de los otros, de la pareja perfecta.
Sin embargo un día, no me encontré. Algo me faltaba, o quizá, era yo la que sobraba en ese lugar.
El duelo que tenía que hacer superaba en mi entereza mis mecanismos de defensa.
Elegir entre tenerlo y no encontrarme, o salir a buscarme sin tenerlo. Estaba segura de que como toda mujer, y todo ser humano en sí, era una de las decisiones más difíciles que debía tomar, por eso, decidí darnos una oportunidad y hablar con él lo que me estaba pasando. Quizá cambiaría de opinión o quizá, era el momento para empezar a volar sola.
–Tenemos que hablar-. Pronuncié sonando absurdamente patética.Luego de evadir un rato el tema, el respondió.
-Bueno, si así lo crees, podemos ir por un helado.
–No me gusta el helado-. Sonreí decepcionada. En ese momento me respondí. Ya tenía lo que necesitaba para empezar a volar.