¿Y si me arriesgo?
Y de pronto me encuentro negándome todo lo que no quiero sentir. Mil veces me dijeron, o mil veces me dije a mí misma. NO PUEDES GUSTARME. Y aquí estoy, sin poder decírtelo. No es que seas imposible, no es que me crea menos, pero tengo miedo de ser rechazada, de que me lastimes, o de que yo sola termine lastimándome creyendo algo que no es.
Sin darme cuenta ya despierto más feliz, aunque sigo posponiendo la alarma mil veces, lo sabes; despierto buscando un mensaje, tal vez un buenos días, que me alegre el día, aunque a veces no importa si es un “buenas tardes” o un simple hola.
Cuando me escribes mi sonrisa es inmensa, lo sé, porque la siento, de poco a poco me alegras, me haces soñar despierta.
Es tonto que una simple notificación con tu nombre pueda provocar en mí, tanto.
Todo lo que necesito es una atención, tu interés, poder creer en ti, en que será diferente, en que eres diferente, porque único lo eres. Quiero pensar que esta vez todo lo haré bien.
Pero me adelanto a los hechos, no sé que pase, no sé qué sientas, no sé si tu interés sea simplemente amistad, pero quiero arriesgarme, quiero poder decirte pero sé que por el momento no lo haré, no quiero lastimarme, quiero ir lento, que suceda lo que tenga que pasar, que yo pueda sentir más mariposas, más emociones, que aún me alegres los días con simples detalles que para mí son importantes.
Me gustas, me estás gustando y me empieza a inquietar cuando no sé nada de ti.
Tengo miedo de arriesgarme y salir herida, pero prefiero arrepentirme por las cosas que hice, que de las que no hice en mi vida.
Yo que quise cerrar con mil candados mi corazón y aquí me tienes quitando uno por uno. Es tardado pues no sé si sea correspondida y creo que si los quito de un golpe, después dolerá mas. Confío en que este sentimiento que está naciendo en mí me hace mejor persona, me hace más humana, más mujer y más yo; y que sin importar qué pase entre tú y yo, gracias a ti tengo las mejores sonrisas.