Abraza a la luna
Me llevo tu olor impregnado en mi falta de todo, en las ganas inmensas de repetir la historia una vez más, de tachar los errores y perder si es preciso un poco más de dignidad, si es que aún queda tantita.
Engáñame un poquito, si fuese necesario engañarme más. Me llevo la risa distante que no pude darte porque te di todo de cerca y de frente no pude darte más.
Me llevo los días, las pocas caricias que fueron sinceras y aunque no creas me llevo el amor honesto que yo sí te di de principio a fin.
Guarda en el bolsillo de tu pantalón favorito los ojitos enamorados de la noche en la playa de Mazatlán, las risas que se quedaron en La Paz, la emoción en la profundidad del mar de Los Cabos y las tardes locas y llenas de besos que se fundieron en las aceras de la Ciudad de México.
Si algún día cambias ese pantalón y decides comenzar una historia mejor, saca al menos un pedacito de cada cosa que guardaste allí y prométeme que cualquier día harás de todo eso el mejor de los tabacos. Saldrás a fumar mientras recuerdas y en los recuerdos escuchas cómo sonaba mi voz cuando canto. Sabrás entonces que me llevas impregnada en tu ropa, tatuada en tu piel, en cada punto de la tinta que conforma mi nombre aunque lo borres, aunque le encimes otro.
Sabrás que me llevas abrazada a tu espalda como en las madrugadas, me llevas contigo como hoy, como ayer, como siempre… constante y presente en tu mente.
Cuando te sientas vacía aún teniéndolo todo y en silencio repitas mi nombre, abraza a la luna y pregunta por mí, quizá en su reflejo se grabe tu rostro y cuando yo te recuerde te buscare allí
Andrettó