Desde el fondo de mi corazón, gracias
Esta es la última carta que va dedicada para ti, el contenido es diferente a lo que te he escrito antes, pero considero necesario darte algo muy importante.
Seguramente siempre me escuchaste pero nunca supiste por qué; ¿recuerdas cuando me decías que todo iba a estar bien, que no me preocupara?, ¿has olvidado todas las veces que limpiaste las lágrimas que brotaban de mi rostro?
Aquellos cálidos abrazos que siempre me diste, cada uno de tus consejos cuando yo no sabía qué hacer, cuando sentía que no podía más, pero ahí estabas tú para levantarme del piso y decirme que sí se podía y que siempre me ayudarías.
Todos esos detalles que tuviste para mí fueron maravillosos, sobre todo el tiempo compartido, porque me regalaste momentos inolvidables, días infinitos de alegría en los que no podíamos parar de reír; todo lo recuerdo con una enorme sonrisa llena de sentimiento, uno de esos que iluminan los ojos con un brillo nostálgico al darme cuenta de cada día que pasamos juntos; una novela con los mismos personajes pero siempre con algo nuevo que contar.
Sin perder el sentido de este escrito hoy más que nunca quiero decirte gracias, porque a pesar de que siempre te lo decía, esta vez quiero que sepas que me siento profundamente agradecido por todo lo vivido, bueno o malo, el tiempo que compartiste conmigo es algo que jamás podrás recuperar;