Entre el alcohol y usted
Hay una delgada línea entre mantenerse sobria, y una copa de vino. Recurro al vino como compañero nocturno, hace buen tercio con el insommio y mi manía jodida de extrañarle tanto, el tercero son estas ganas inmensas de tenerle a mi lado, de estar en sus brazos sintiéndome protegida, segura, suya.
Llegó, no sé por qué, no sé cuándo, no sé cómo. Me mordí los labios apenas lo vi y el fulminante rayo al sentir sus brazos por vez primera me atravesó el ser. No creí sentir eso nunca ¡vaya! nunca creí sentir lo que siento por usted hoy. Volteó mi mundo y me restregó la fe perdida, entre la devastadora llegada me tiró la fortaleza que cree para mí y la convirtió en cenizas.
Le pedí que huyera y lo intente con ahínco. Seré sincera, quise salvarme yo de una cicatriz más, pero no huyó a tiempo y me estoy perdiendo en las frases no dichas. Sé que al final se va, ya siento en los labios la resequedad producto de la falta que me hacen los suyos. Me quedaré extrañando su piel, su cuerpo, su ser y su forma cruel de tocarme.
Esta noche en la que una delgada linea se alarga entre la sobriedad y ebriedad, quiero que sepa que usted en este corto tiempo ha dejado más huella que la que nadie en mi vida jamas ha dejado. Que estoy jodidamente enamorada de su alma, que estoy jodidamente enamorada de usted.
Tengo en mi mente su piel morena al roce con la mía. Parecer diminuta a su lado, sentirme única a su lado. Llevo conmigo su pasión y sus frases que fueran cartas bien jugadas. Estoy enamorada, sí, y de usted.