Me quitabas el frío
Tu recuerdo se hace más presente en estos días otoñales, con la memoria de aquellos años pasados en los que días como estos sólo me importaba que las horas corrieran, que el reloj marcara las 7, recorrer en auto el camino acompañado por música de la estación del radio local y el fresco soplo de aire anunciando que el invierno se encuentra a semanas de llegar, junto el prematuro oscurecer al pasar la tarde.
Me hace añorar esos detalles que me regalabas de forma sutil con tu presencia y me hacían amar esta estación del año. Llegar a casa de tus padres y me recibieran con la frase típica “en un momento viene”, subir aquellas escaleras y a cada paso imaginarme tu ser, dirigir la mirada a la puerta de tu habitación entrecerrada, de la cual emanaba una tenue luz cálida por debajo de la puerta acompañada por una fragancia dulce que inundaba mi olfato preparándome para la bienvenida con la que siempre me recibías.
Esa mirada Angelical, tu sonrisa que al verme no era capaz de disimular el amor que me tenías siempre seguido por un abrazo que reconfortaba cualquier preocupación existente, la sensación de tu delicado cuerpo cubierto por aquel ligero suéter azul que acentuaba tu lindura y tu cabello rizado aún húmedo delatando el previo baño que tomabas antes de mi llegada; en ese instante el clima se convertía en un detalle que agregaba más valor a la escena, pues sólo nos necesitábamos el uno al otro para mitigar el frío.
Estos días de otoño que esperaba durante todo el año se han convertido en un tiempo de tormento, de recordarte, de extrañarte y no tener el valor de voltear para ver tu fotografía y reafirmar que estos días gélidos ya no los pasaré contigo…