Querida luna, hazme un favor
¿Por qué nos torturamos por un amor no correspondido o que ha pasado tanto tiempo sin vernos?, si desde hace mucho tiempo la luna no coincide con el sol, pero aún así brilla, viaja y observa; es testigo de multitudes besándose, o del brillo de los ojos de alguien que mantiene sus sentimientos en silencio.
Tú, querida luna que ocupas todo el espacio del cielo a media noche, quiero pedirte que me acerques a los que más amo, a esos amigos que hace mucho no veo. Acércame a la vida de mis familiares, que dejé cuando tomé las maletas y prometí estar al pendiente de sus vidas y hoy sé que si los vuelvo a ver, ya no será nada igual; porque no es lo mismo imaginarlo que vivirlo, quieras o no, el cariño lo conservas por los buenos recuerdos y me siento lejana de cada uno, perdón, pero es la verdad.
Crecimos, nos convertimos en adultos preocupados porque nos hace falta el dinero. Cuando estaba a tu lado yo era sólo un niño que jugaba, que creía en Los Reyes Magos… ¡cómo hemos cambiado!, ¿verdad?, ¿ahora te das cuenta?
Lamento tanto haberte dejado en contra de mi voluntad por buscar un futuro mejor, que si hoy es el futuro que de niño me contaron, me siento solo.
También pasa con los amigos, viven lejos aunque en la misma ciudad. Somos amigos desde hace años pero, ¿en realidad nos conocemos? Estoy cansada de invitarlos a que me visiten, por eso querida luna, tú que los ves todas las noches cuando se encuentran cansados y pensando como un adulto en el típico «¿qué pendientes tengo que hacer mañana?», cuídalos.
¡Cómo hemos cambiado!, ¿verdad? Cuando nos conocimos sólo pensábamos en «¿qué clase que me aburre me toca mañana?» pero tenía la sonrisa más grande, los ojos más atentos y el corazón más abierto. Tenía la certeza de que mi felicidad estaba perdida, pero cerca, muy cerca… tenía 9 años menos, ¡qué tiempos!
Ningún reencuentro de algún grupo musical famoso causa en mi el mismo efecto que una mesa con todos los lugares ocupados por las personas que me conocen bien y me quieren como soy, que el tiempo y el camino separó, pero por golpe de suerte están a la misma hora y en el mismo lugar, frente a frente, recordándose entre sí, viéndose las caras de niños con los ojos inundados en nostalgia y entonces…