Sin ti no sé quién soy…
Extraño tanto las letras que escribía para ti, pero confesarlo me da temor.
A quién más decirle que me siento tan solo, sí, sólo tú conoces esos rincones de mí en donde suelo encerrarme a filosofar y pensar sobre las cosas de la vida.
Extraño la manera en que te gritaban mis palabras lo mucho que me hacías falta y son mis sentimientos como el perro que espera a ver a su dueño; porque así también yo me sentía, alegre porque llegabas de alguna manera siempre presente tú a mí.
Extraño la manera en cómo me hacías sentir, esos instantes llenos de ti y de mí, esas palabras, esos te quiero…
Y ahora, parece que el color del arco iris sólo es gris y más gris, las flores ya no tienen aroma, el sol ya no da calor y aunque el mundo sigue girando, el tiempo se ha detenido en mí.
Te extraño, extraño esas partes de tu cuerpo que me hacían sentir, tus labios, tu voz y tus ojos tan llenos de vida; ojos en donde miraba de alguna manera mi reflejo, mi verdadera identidad.
Te extraño, aunque tú dices que nunca te has ido… Siento que has dejado de ser quien eras. He dejado de ser quien soy.