Un amor de verdad
Se desesperaba en cada respiro, se afligía cada vez más, y es que el recuerdo de ella le estorbaba, pues aún no había conseguido olvidar el tiempo que en un momento compartieron juntos. Todo se había vuelto opaco y cada vez menos doloroso, eran las cicatrices en su memoria lo que en muchas ocasiones lo impulsaban a la victoria y otras muchas lo ataban a la mediocridad y el vacío. Dependía muchas veces del ayer.
Una tarde después de algunas labores domesticas, se reposó con sus recuerdos mientras al paso de imágenes en su memoria, sonreía. Ésta vez fue diferente, se aferró por un momento mientras cerraba los ojos y murmuró entre dientes «te hice un contrato de amor para toda la vida, lo guardaré en mi corazón» nuevamente sonrió, mientras sus ojos brillaban cristalinos de lágrimas que se le escapaban. Ese día se despidió del sentimiento que había guardado.
Ese día dijo adiós, no más batallas con el sentimiento y sus ataduras. Era un dulce tormento que había conservado, pero secó sus ojos, se levantó de su reposo y lo soltó; aún en su pecho había guardado el contrato de amor, ese que se llevaría al camposanto y que no permitiría que otros ojos, besos y abrazos le borraran de él, pues había descubierto en ella un amor de verdad.
Otro día por la mañana le llevó rosas, pidió perdón mientras recordaba, lloraba y le decía «amor, sé que ya no estás más aquí conmigo, que te fuiste y no hubo otra opción… ahora es momento de soltarte, perdóname, estarás por siempre en mi corazón. Descansa en paz»
Sin más que decir cogió de su boca un beso y se marchó, no volvió la cabeza más.
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Víctor Garay Lozano La felicidad no es mas que un espejismo, él amor, una realidad cruel de ventajas y desventajas. Sonaríamos, viviendo la fantasía...
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