Ya no voy a recordarte
Sigues aquí. En mi mente, en mi corazón, en nuestra habitación. Pareciera que te niegas a irte, aunque ya no estés. Tal vez sólo sea este gran amor por ti que me juega malas pasadas y me hace esperar lo imposible.
Salgo de aquí y camino por esas calles cerca de casa y que tantas veces recorrimos juntos. Sólo que esta vez no tengo tu abrazo que me acompañe. El mundo me parece un lugar extraño ahora, un tanto distante a pesar de estar yo en él. Todo parece nuevo y ya conocido a la vez: los niños en el parque, los deportistas en su rutina. Y yo siento que ya no encajo por alguna razón. Y entonces, una idea cruza por mi mente: si tú no te vas, yo me iré de tu recuerdo. Por mi propia salud mental tengo que dejarte ya. Me amo lo suficiente como para dar este paso definitivo y doloroso a la vez: abandonar este amor porque sé que yo merecía más de lo que pobremente me diste y que me estaba destruyendo lentamente.
Así que, aunque te amo, te abandono. Porque ya no me conviene recordarte, porque no merezco que entres y salgas de mi vida y me dejes siempre igual, deseando más y al final, sola.
Aunque te amo como nunca y como a nadie, te abandono. Porque me duele tu recuerdo y tu ausencia y se me desgarra el corazón esperando tu próxima llamada, que ya no es suficiente.
ADIÓS.